- ¿Estás seguro de lo que me estás diciendo?
–No puedo creerlo. Empiezo a respirar profundo. No debo alterarme.
-Solo queremos evitar futuros inconvenientes –me responde calmadamente uno de los dos. Sigo sin entender de qué diablos hablan.
- ¿Qué inconvenientes? ¿Con qué base me pides que me marche de la reunión y que no vuelva a aparecerme en futuras reuniones? –Respiro para no nublarme por la cólera y poder defender mejor mis puntos.
- ¡No tenemos por qué darte explicaciones Anika! –me responde el otro, alterado por mi reacción. No he bajado la cabeza ni me he asustado como, imagino, pensó que reaccionaría.
-Para que lo sepas –dije mirándolo directamente –solo vine a pasar una bonita noche, como siempre lo he hecho las veces que he venido. Y te recuerdo que tú me invitaste.
- ¡Será mejor que te retires Anika! –Tengo que enterrar las uñas en mis manos para controlarme – Ya lo hemos decidido.
Subiendo las escaleras del lugar empiezo a sentirme mal. Me han echado por acusaciones calumniosas. Todo el revuelo que se alza actualmente, no es la verdad de las cosas. Estoy fuera del local tratando de calmarme. Siendo sincera, esperé cualquier tipo de reacción menos que me echaran al final. Tengo el estómago contraído y ganas de desollar gente, ganas de responder, de pelear, ganas de llorar de cólera y una tristeza enorme al mismo tiempo por cómo está terminando la noche.
–No puedo creerlo. Empiezo a respirar profundo. No debo alterarme.
-Solo queremos evitar futuros inconvenientes –me responde calmadamente uno de los dos. Sigo sin entender de qué diablos hablan.
- ¿Qué inconvenientes? ¿Con qué base me pides que me marche de la reunión y que no vuelva a aparecerme en futuras reuniones? –Respiro para no nublarme por la cólera y poder defender mejor mis puntos.
- ¡No tenemos por qué darte explicaciones Anika! –me responde el otro, alterado por mi reacción. No he bajado la cabeza ni me he asustado como, imagino, pensó que reaccionaría.
-Para que lo sepas –dije mirándolo directamente –solo vine a pasar una bonita noche, como siempre lo he hecho las veces que he venido. Y te recuerdo que tú me invitaste.
- ¡Será mejor que te retires Anika! –Tengo que enterrar las uñas en mis manos para controlarme – Ya lo hemos decidido.
Subiendo las escaleras del lugar empiezo a sentirme mal. Me han echado por acusaciones calumniosas. Todo el revuelo que se alza actualmente, no es la verdad de las cosas. Estoy fuera del local tratando de calmarme. Siendo sincera, esperé cualquier tipo de reacción menos que me echaran al final. Tengo el estómago contraído y ganas de desollar gente, ganas de responder, de pelear, ganas de llorar de cólera y una tristeza enorme al mismo tiempo por cómo está terminando la noche.
Camino hasta la avenida más concurrida, a dos cuadras del lugar, y estiro el brazo para detener un taxi. La estaba pasando bien en la reunión, conversando y conociendo a más personas hasta que me echaron.
No es justo.
Un station wagon se detiene a mi lado. Veo al conductor, de unos 38 años y corpulento, mirándome las piernas descubiertas por la falda negra que llevo. Su mirada recorre desde la punta de mis tacones hasta mi cintura. Me fastidia y me gusta que hagan eso. Uhmmm…